La laguna de Zóñar forma parte del conjunto de humedales, conocido como Zonas Húmedas del Sur de Córdoba. Esta agrupación de espacios conforma la Reserva Natural Lagunas del Sur, que está integrada por lagunas permanentes (Zóñar, Rincón y Amarga) y estacionales (Tíscar, Jarales y Salobral).
En el año 1989, todas estas lagunas fueron reconocidas como Espacios Naturales, debido a su valor como lugar de invernada y nidificación de aves migratorias, a través de la Ley 2/1989, de 18 de julio, del Parlamento de Andalucía.
Por otra parte, Zóñar está incluida en la Lista de Humedales de Importancia Internacional, que surge tras el Convenio de Ramsar. También, está declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), por la comunidad europea.
La Laguna de Zóñar es la más importante de este conjunto de humedales cordobeses. En realidad, se trata de un complejo de tres lagunas, formado por un vaso central y dos lagunas adyacentes. Su aporte hídrico proviene, principalmente, de las aguas subterráneas, a las que se unen las procedentes de las lluvias y de las escorrentías superficiales.
Además, en Zóñar podemos encontrar dos observatorios públicos, uno científico, un sendero señalizado (“La Carrizosa”), un ecomuseo y un didáctico Centro de Visitantes, que ayuda a comprender la importancia de este espacio natural.
De forma popular, Zóñar se conoce como laguna, aunque realmente se comporta como un lago. Esto es debido a la peculiar dinámica de sus aguas y a su profundidad, unos 16 metros, que la convierten en la masa de agua natural más profunda de Andalucía.
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¿Por qué es peculiar su dinámica de aguas?
Porque su profundidad y la gran cantidad de agua que alberga hacen que el comportamiento de sus aguas sea diferente al de otras lagunas andaluzas. De esta forma, en primavera y verano las altas temperaturas calientan la superficie, arrastrando al fondo los nutrientes. Por el contrario, en otoño e invierno el frío disminuye la temperatura de la superficie y el viento remueve las aguas. Así, apenas hay diferencia entre las aguas de diferentes profundidades y el oxígeno y los nutrientes se reparten uniformemente.
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“Zóñar es la excepción que cumple la regla”
Las lagunas de la campiña andaluza tienen en común varios factores: sus cubetas son relativamente planas, son de tamaño pequeño, son estacionales o temporales y sus aguas contienen abundantes sales. Zóñar, sin embargo, es una laguna profunda y permanente, por el aporte constante de aguas subterráneas. Esto último además, junto con su fondo casi impermeable, hace que la laguna no se seque.
BIODIVERSIDAD
En Zóñar habitan multitud de seres vivos, desde las grandes aves hasta los organismos microscópicos y las formas vegetales. Y todos dependen unos de otros para subsistir. Este nexo de unión se denomina red trófica. Por ello, cada especie o ejemplar es clave en la red, ya que cualquier alteración puede destrozarla, lo que conllevaría efectos negativos para el resto de integrantes.
Asimismo, las aves utilizan Zóñar para reponer fuerzas en sus viajes migratorios, como lugar de cría en el verano, como residencia de invierno y como hogar habitual.
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Emblema de Zóñar, la MALVASÍA CABECIBLANCA
Zóñar jugó un papel decisivo en la recuperación de esta especie de ave, ya que vivió una época, en la que estuvo a punto de extinguirse. Eso ocurrió en 1977, cuando este espacio era el único de Europa Occidental en el que encontrarla. Las soluciones fueron: prohibir la caza en la laguna y adaptar los principales lugares de reproducción. Esta exitosa intervención ha conseguido que, en el año 2000 hubiese, en España, un total de 4500 ejemplares.
En la actualidad, la malvasía vuelve a sufrir una situación parecida, debido a la presencia de especies competidoras, como la malvasía canela, y a la alteración del hábitat.
Para terminar, os dejo un vídeo para deleite de vuestro oído:
Fuentes: Ministerio de Alimentación, Agricultura y Medio Ambiente; Junta de Andalucía; Andalucía; Youtube; Elaboración propia.